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Adversidad

Como parte del plan de redención de nuestro Padre Celestial, todos experimentamos la adversidad durante la vida terrenal. Las pruebas, las desilusiones, la tristeza, las enfermedades y el dolor son un aspecto difícil de la vida, pero con la ayuda del Señor nos pueden llevar al crecimiento, refinamiento y progreso espiritual.



Tenemos todas las razones para ser optimistas en este mundo. Estamos rodeados de tragedias, es cierto. Hay problemas en todas partes, sin duda. Pero (…) no se puede, no se puede construir nada con pesimismo o cinismo. Al observar con optimismo y trabajar con fe, las cosas suceden.




El éxito y felicidad de una persona, tanto ahora como en las eternidades, dependen en gran medida de cómo respondemos a las dificultades de la vida.




La adversidad proviene de diversas fuentes. A veces puede que tengamos que hacer frente a pruebas a consecuencia de nuestro propio orgullo y desobediencia; esas pruebas se podrían evitar por medio de una vida recta. Otras pruebas son simplemente una parte natural de la vida y pueden venir a veces aunque uno viva una vida recta. Por ejemplo, podríamos tener pruebas en tiempos de enfermedad o de incertidumbre, o ante la defunción de un ser querido. A veces, la adversidad viene debido a las malas decisiones de los demás, de sus palabras o acciones negativas. El sufrimiento puede venir también de un Padre Celestial amoroso, como una experiencia de enseñanza.




Cuando algunas personas se enfrentan a la adversidad, se quejan y se amargan. Hacen preguntas como: “¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? ¿Por qué tengo que sufrir esto ahora? ¿Qué he hecho para merecer esto?” Estas preguntas tienen el poder de dominar sus pensamientos. Tales preguntas pueden obstruir su visión, absorber su energía y privarles de las experiencias que el Señor desea que tengan. En lugar de responder de esta manera, debería considerar hacer preguntas como: “¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo aprender de esta experiencia? ¿Qué debo cambiar? ¿A quién debo ayudar? ¿De qué manera puedo recordar, en tiempos de pruebas, las abundantes bendiciones que tengo?”

Se requieren respuestas diferentes para los diversos tipos de adversidades. Por ejemplo, si tienen una enfermedad, quizás simplemente deban ser pacientes y fieles. Las personas que sufren por motivo de las palabras y de los hechos de otras personas, deben esforzarse por perdonar a quienes les han ofendido. Las víctimas del maltrato o del abuso deben buscar ayuda de inmediato. Si vienen pruebas por causa de la desobediencia, debemos corregir nuestro proceder y, con humildad, procurar el perdón.

A pesar de que algunas reacciones a la adversidad podrían ser diferentes, una respuesta debe ser constante—la confianza en nuestro Padre Celestial y en Jesucristo. El profeta Alma enseñó: “Quienes pongan su confianza en Dios serán sostenidos en sus tribulaciones, y sus dificultades y aflicciones, y serán enaltecidos en el postrer día” (Alma 36:3).

Véase también Arrepentimiento; Esperanza; Paz; Perdón; Plan de Salvación

—Véase Leales a la fe, 2004, págs. 12–15




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